Aunque se empezó a plantar en Asia Central hace unos 12.000 años, la mención más antigua de la Cannabis es en un escrito del Emperador chino Shen Nung en el 2727 aC. Se supone que él lo usaba como medicación para el reuma, la gota, la malaria, e irónicamente, para concentrarse. Mientras tanto, en la zona de la India y el Nepal se usaba en rituales para hacer bhang, una infusión para liberar tensiones.
Pero la Cannabis no se extendió por el mundo por sus efectos sobre el cuerpo, sino por su variante industrial y menos psicoactiva: el cáñamo. Por su resistencia y duración, esta fibra ha acompañado a la humanidad desde el primer folio imprimido en China en el siglo II hasta las velas de los barcos de Cristóbal Colón o la primera bandera de EEUU.
¿Cómo dio esta planta la vuelta al mundo? Aunque hay varias teorías, parece que llegó al norte de Europa hacia el año 500 aC de la mano de los Escitas, un pueblo nómada, pero para entonces ya se había extendido también por Oriente Medio hasta el Norte de África, desde donde llegaron semillas al sur de Europa. Griegos, romanos y vikingos usaron el Cannabis durante siglos como medicina o para hacer cuerdas, velas y otros tejidos.
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